22 grados maravillosos

Bajo el "tetero" del sol, con la sesera hirviendo y todavía con el deseo de encontrar algo que click-valiera la pena, no pudimos tener mejor recompensa. Ciertamente, cuando la mañana pintaba fuera de foto (pasada las once y rumbo a las doce), el sol decidió coronarse y lucir aquello, que el amigo que transitaba a "calito mé" no entendió y lo empujó a rezar la más nerviosa de las plegarias e invocar en un santiamén a todos los santos. Estaba allí, encima, en un abril cálido, asistido por los cirroestratos que se desplazaban en las alturas y con ellos, los millones de cristales de hielo llegados a nuestras latitudes desde el hemisferio norte. 22 grados circular. ¡Marchina, que día más maravilloso vivimos!