La naturaleza se desvive en prepararnos para los cambios. Insiste en ello a cada segundo, en cada nuevo amanecer, al alba, con el soplo del viento, con el vaivén renovado de las olas, bajo la lluvia o con el más hiriente sol del día. Nuestro quiosco ya no está. La furia de Dean asumió su papel y lo concretizó. Era el perfecto pabellón perteneciente al "todo" que se entretejía día tras día en Palmar de Ocoa y que descubrí gracias a mi hermana, y luego entrañable amiga, Kenia Victoriá y a su esposo, Miguel Zeballos, excepcional y admirable ser humano.
Emociones y buenos recuerdos. Valga el tributo para todos.
Elementales
Los tomaticos silvestres (que no tocan guitarra) ya se habían secado. Con más de cinco meses en el abandono, me decidí hacerlos protagonistas de algo. Era lo menos que se merecían tras su vía crucis desde Jarabacoa. Con un tronquito seco de Palmar de Ocoa y una laja del sur más profundo pasé la tarde con el más sano de los entretenimientos. Valga la inocencia y viva el resultado.